domingo, 20 de julio de 2008

El esqueleto en el movimiento.

Cuando pensamos en movernos no debemos enfocarnos en la musculatura, tenemos que tratar de visualizar la parte ósea trasladándose y colocándose en correcta postura. Sentir el maléolo interno al iniciar el paso, la relación entre el coxis y el mentón separàndose , permitiendo asi que la columna entre aun màs como verdadero eje de nuestro cuerpo y se curve naturalmente, se separen las vèrtebras (desbloqueadas sus articulaciones),lo que nos permitirà trasladarnos con todas las articulaciones libres (las posibilidades de movimiento son infinitas cuando somos conscientes de todas las articulaciones que tenemos).
Cuidamos que las crestas ilíacas estén siempre al frente y a la misma altura para que las piernas se muevan libres e independientes del torso, sentimos los homóplatos rotados sobre las crestas (relación cintura pélvica-cintura escapular), los isquiones sobre los calcáneos, las rótulas sobre los metatarsos, el cráneo flotando sobre la columna con sus protuberancias occipitales alineadas con los isquiones y el centro de los calcàneos, las protuberancias mandivulares alineadas con la base de las costillas y los metatarsos, el paladar alineado con el diafragma y el arco plantar;  la relaciòn entre el arco que forma la columna (lordosis lumbar) y el arco del pie ;  el esternón liberado, elevàndose.., etc. 
Éste es el fin.
La musculatura simplemente se acomodará para permitir que esto suceda. Y, cuantos menos músculos intervengan, más preciso será el movimiento.(disociaciòn)
Sabemos que la única manera de mover voluntariamente el hueso es enervando el músculo. Éste es el medio.
Pero si perdemos de vista el fin será muy difícil encontrar la buena postura, equilibrio, elongación.o disociaciòn.

No hay comentarios: