lunes, 28 de julio de 2008

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martes, 22 de julio de 2008

Alineación energética.

Cuando hablamos de energía estamos trascendiendo el plano de lo terrenal, estamos hablando del cosmos (orden) universal, del universo cósmico. De nosotros como cuerpos en el universo. Cuerpos celestes siguiendo un orden universal en un espacio universal donde no existen los valores relativos. No hay arriba ni abajo, ni izquierda o derecha, o delante o detrás.
Sólo dentro y fuera, interior y exterior.
Por lo tanto, no tiene sentido alguno hablar de mandar la energía arriba o abajo. La dirección de la energía va de adentro hacia afuera. Enviando toda nuestra energía como rayos, brillamos, iluminamos y tomamos la nueva energía que va a fluir por todo nuestro cuerpo renovándolo para volver a proyectarse al exterior en un círculo infinito.
Esto no ocurre cuando pensamos en tomar energía sin vaciarnos primero.
Así la energía queda atrapada, bloqueada en algunos puntos y, al no poder fluir, se estanca transformándose en mala (como el agua estancada se pudre, todo lo que no fluye, también) y enferma nuestro organismo.
Lo mismo ocurre con la respiración y con la dirección de la fuerza.
Cuando nos ahogamos o sentimos que nos falta el aire no es porque no inspiramos (esto es involuntario en una persona sana), es porque no expiramos. Nos llenamos de aire y continuamos inspirando sin soltarlo hasta que nos asfixiamos (hiperventilación).
También el trabajar la fuerza hacia afuera hace que las fibras musculares se alarguen desintoxicando el músculo y consiguiendo mayor potencia con menos esfuerzo.
Por eso, alineando la fuerza y la respiración con el sentido de la energía, obtenemos equilibrio, elongación y, por sobre todo, armonía.
Lo importante es dar y debemos estar felices de poder hacerlo.
Dar todo. No guardar nada. Sin temor a carecer. Porque cuando estés vacío te llenarás.
Es un principio universal.

domingo, 20 de julio de 2008

El esqueleto en el movimiento.

Cuando pensamos en movernos no debemos enfocarnos en la musculatura, tenemos que tratar de visualizar la parte ósea trasladándose y colocándose en correcta postura. Sentir el maléolo interno al iniciar el paso, la relación entre el coxis y el mentón separàndose , permitiendo asi que la columna entre aun màs como verdadero eje de nuestro cuerpo y se curve naturalmente, se separen las vèrtebras (desbloqueadas sus articulaciones),lo que nos permitirà trasladarnos con todas las articulaciones libres (las posibilidades de movimiento son infinitas cuando somos conscientes de todas las articulaciones que tenemos).
Cuidamos que las crestas ilíacas estén siempre al frente y a la misma altura para que las piernas se muevan libres e independientes del torso, sentimos los homóplatos rotados sobre las crestas (relación cintura pélvica-cintura escapular), los isquiones sobre los calcáneos, las rótulas sobre los metatarsos, el cráneo flotando sobre la columna con sus protuberancias occipitales alineadas con los isquiones y el centro de los calcàneos, las protuberancias mandivulares alineadas con la base de las costillas y los metatarsos, el paladar alineado con el diafragma y el arco plantar;  la relaciòn entre el arco que forma la columna (lordosis lumbar) y el arco del pie ;  el esternón liberado, elevàndose.., etc. 
Éste es el fin.
La musculatura simplemente se acomodará para permitir que esto suceda. Y, cuantos menos músculos intervengan, más preciso será el movimiento.(disociaciòn)
Sabemos que la única manera de mover voluntariamente el hueso es enervando el músculo. Éste es el medio.
Pero si perdemos de vista el fin será muy difícil encontrar la buena postura, equilibrio, elongación.o disociaciòn.